Conmemorando dos fechas emblemáticas en la lucha por los derechos de género (el Día Internacional de las Mujeres Rurales y el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), nos place presentarles la edición nº 12 de Nosotras. Justamente, porque desde las políticas públicas son insuficientes los mecanismos implementados para contribuir con la reducción de las desigualdades y generar oportunidades para revertir la situación de vulnerabilidad de las mujeres, nuestro aporte apunta a visibilizar las diversas problemáticas que atraviesan y sus afanes para lograr que sus demandas y sus voces tengan eco en los diversos espacios en los que se desenvuelven.
Hoy más que nunca, ante la arremetida de posiciones conservadores que desandan lo avanzando en materia de género, pretendemos poner en el centro del debate la violencia ejercida contra las mujeres en sus múltiples manifestaciones. Desde nuestras intervenciones en territorios, llamamos la atención acerca de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran no solo las mujeres, sino también nuestras niñas, niños y adolescentes. En esa línea, desde estas páginas aportamos con ocho artículos con los que pretendemos visibilizar escenarios que les limitan en sus potencialidades e interpelarnos como sociedad con miras a encontrar salidas que posibiliten el ejercicio pleno de sus derechos.
Sin duda, persiste un escenario de violencia permanente, de acoso y hostigamiento por el que atraviesan miles de mujeres a diario, y preocupa que ahora estas condiciones de vulnerabilidad se incrementen por el avance de la criminalidad organizada, que las afecta singularmente en el ejercicio de sus derechos ciudadanos. Por otro lado, revalorando el papel de las mujeres y su efectiva participación en el desarrollo de sus pueblos, se resalta el empoderamiento de las mujeres wanka; ambas narrativas ofrecidas por el equipo desco.
Hacerle frente a la violencia de género supone trabajar desde la adolescencia, cambiando prácticas y percepciones, transformando las nociones tradicionales acerca de los roles asignados históricamente a hombres y mujeres, apelando a la capacidad de los adolescentes para adoptar nuevas masculinidades en sus vidas cotidianas; en esa línea, se entenderá de mejor manera que las construcciones culturales muchas veces disfrazan formas de violencia naturalizándolas, es el caso de confundir el acoso sexual en espacios públicos con los mal llamados piropos que violentan a las mujeres. Sobre ello se enfocan dos textos del equipo de descocentro.
En esa misma línea, el equipo de descoCiudadano, desde su práctica en los territorios de Lima Sur, rescata la importancia de informar y preparar a los adolescentes, promoviendo escuelas seguras y libres de violencia de género, destacando la importancia de la denuncia contra el acoso y el cuidado de su salud sexual y reproductiva. Asimismo, se resalta el trabajo de las lideresas comunitarias en la lucha contra la violencia de género, expresada en los testimonios de tres mujeres involucradas en esta tarea.
La experiencia de participación de la mujer en el plano político es abordada por el equipo de descosur a través de la narrativa de una integrante del parlamento Mujer Arequipa, que considera clave apoyar la participación activa de las mujeres y asegurar que sus voces formen parte de la política peruana; y en el plano de gestión, cerramos esta edición con el importante rol y la participación de la mujer en la implementación del MERESE hídrico en Arequipa, que pese a las barreras culturales aún existentes, han demostrado su capacidad para realizar tareas físicas intensas y la asignación de roles de mayor responsabilidad.
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