desco surgió de la preocupación y el interés por el desarrollo y la organización de los sectores populares de un grupo de técnicos y profesionales, muchos de ellos vinculados a la acción social de la Iglesia católica. El país vivía un periodo de apertura desde el ascenso al gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry. La reforma agraria era la bandera más importante tanto del movimiento campesino cuanto de importantes sectores medios. La pugna antioligárquica era clara, aunque la frustración ya invadía al dubitativo reformismo del gobierno y las banderas de cambio empezaban a ser arriadas.
En ese escenario, la institución nació el 5 de agosto con el nombre de Instituto de Desarrollo Comunitario y la sigla que mantenemos hasta hoy. Con alguna vinculación inicial a una iniciativa de un sector de los obispos alemanes —Desarrollo América Latina - DESAL—, desco promovió la creación de un Instituto de Servicios Agrarios (ISA) que concentró sus actividades en el norte chico de Lima para brindar servicios de apoyo técnico y capacitación de pequeños campesinos en Chincha, Cañete y Chancay. De manera simultánea se inició el estudio de la problemática urbana a partir de una investigación sobre la marginalidad en Lima Metropolitana, que incluyó un conjunto de estudios y aportes sobre los problemas de la urbanización y la vivienda popular.
En palabras de Hélan Jaworski, el primero de sus directores (1965-1971):
[…] la preocupación central de desco en la perspectiva de un desarrollo auténtico para el Perú, son los hombres y mujeres y los grupos menos favorecidos, ya se encuentren en la ciudad o en el campo, es decir, las clases populares, los explotados y los marginados. La búsqueda de formas más realistas para superar la actual situación de injusticia y para desterrar toda forma de explotación es la mira de nuestra acción.
En 1967 desco se convirtió en el Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo; abandonó la denominación anterior y la idea del desarrollo comunitario que se había identificado con una opción partidaria específica, y se opuso a aplicar modelos ensayados en otros países, como quería DESAL; priorizó, en cambio, sus propios programas de intervención y la reflexión autónoma sobre la realidad.
La identidad institucional se fue definiendo desde ese momento a partir de algunas orientaciones centrales para su acción que se han mantenido, con las adaptaciones del caso, a lo largo de su historia. El trabajo se organizaba alrededor de programas de promoción del desarrollo ubicados por territorios, con lo que se superó la idea de los institutos de servicio predominante en ese entonces. Los programas y proyectos se realizaban con grupos de base específicos que se proponían consolidar en un periodo determinado una organización capaz de continuar su propio desarrollo institucional luego de concluida la actividad de asesoría y promoción del equipo de desco.
El desarrollo era entendido como un problema político cuyo sujeto era el pueblo organizado y no ente promotor alguno, lo que definía el carácter de medio e instrumento y no de fin último de la institución. Abandonando las concepciones evolucionistas y desarrollistas entonces predominantes, desde nuestros inicios vimos el desarrollo como un hecho conflictivo que suponía la ruptura y transformación del orden social precedente.
La intervención institucional combinaba, desde su fundación, la acción directa y la participación en el propio terreno con la reflexión y la sistematización que se materializaban en estudios, publicaciones e instrumentos de capacitación que alentaban la discusión de alternativas de desarrollo y servían a otras organizaciones sociales y a otros agentes de desarrollo. En síntesis, la institución definió desde un primer momento, como rasgo propio, la combinación de la investigación social con acciones sistemáticas de promoción y organización de núcleos populares con los que se intervenía sobre la base de un acuerdo entre ambos.
En segundo lugar, desco se definió como una institución flexible, es decir, capaz de adaptarse a las necesidades de la coyuntura política a partir de su pretensión de responder a los distintos procesos sociales con los que se comprometía.
Finalmente, desco ha sostenido desde su fundación su autonomía respecto del Estado, las iglesias, los partidos políticos, el mundo de la cooperación internacional para el desarrollo y las propias organizaciones populares que fueron desde el primer momento condición fundamental para su existencia.
El gobierno militar y el apoyo crítico a las reformas (1968-1975)>>
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